miércoles, 20 de julio de 2011

Rishikesh y Haridwar

Cuando llevas varios meses en Delhi, los destinos de las escapadas se vuelven secundarios y lo único importante es precisamente eso: escapar. Del ruido y la contaminación, pero sobre todo del ruido. Y esa era la idea cuando elegimos el destino del último fin de semana, pero no sabíamos lo que nos esperaba una vez allí...

Tras 8 horas de minibús, por fin llegamos a Rishikesh, donde acabamos durmiendo en hoteles distintos por una pequeña complicación logística de última hora. A la mañana siguiente y tras un copioso desayuno en el restaurante del hotel, que presumía de contar con una pastelería alemana (que lo sería si los alemanes hicieran la masa de la bollería con cemento armado), empezamos nuestro paseo por la "apacible" Rishikesh:










Después de cómo me lo habían pintado, me llamó la atención el barullo, el alboroto y un clamor constante de las bocinas de los coches que recordaba mucho (demasiado) a Delhi en hora punta. Eso, y la cantidad de gente vestida de naranja que pululaba por el lugar... 


Por supuesto, tenía una explicación, sólo que nosotros tardamos en descubrirla: Kawad Mela, una especie de romería en la que los peregrinos (vestidos de naranja en honor a Shiva) recorren cientos de kilómetros hasta llegar a Haridwar para coger agua del Ganges y desplazarse luego a Rishikesh a hacer una ofrenda. 

Cuando ya habíamos paseado lo suficiente volvimos al hotel y tomamos el aperitivo en la terraza, algo que todos echamos tanto de menos que posiblemente fuera uno de los mejores momentos del día...



... hasta que empezó a diluviar, pero encontramos solución rápido: echarnos la siesta hasta que escampara.


Después de la siesta decidimos acercarnos a Haridwar para ahorrarnos parar a la vuelta el domingo, pero no caímos en la cuenta del tráfico romero, así que acabamos pasando más de dos horas en el bus sin llegar a ninguna parte y dándonos la vuelta. Por lo menos nos echamos unas risas...



El domingo amaneció con estos malos pelos:


Hubo quien se animó a acercarse a ver el templo, pero yo por mi parte ya he visto bastantes en estos meses como para ganarme la gloria eterna... así que no fui. Eso sí, paramos en Haridwar por si acaso no teníamos el Nirvana asegurado:






No sé qué os parecerá a vosotros, pero para mí fue como el Rocío en versión india: una experiencia única, pero penitencia al fin y al cabo :P

Rishikesh, qué IDEACA ;)


1 comentario:

  1. Creo que nunca hemos vivido una IDEACA tan intensamente, que risas me pase en su momento y que recuerdos me ha traido leer el blog. Sois los mejores!!! Besos

    ResponderEliminar