lunes, 18 de abril de 2011

Nepal

...Y, por fin, una semana después, la tan esperada entrada sobre el viaje a Nepal, espero no defraudar...

Nepal es otro de esos tantos sitios que nunca pensé que tendría la oportunidad de conocer. La cordillera del Himalaya se me antojaba tan lejana como el Taj Mahal hace apenas 6 meses y, sin embargo, el lunes vi amanecer con el Annapurna y el Everest de fondo... Sorpresas que a veces te da la vida, supongo que para compensar por todas esas veces que te devuelve de menos, te coge por los pies y te zarandea o te apuñala por la espalda sin previo aviso. 

Sábado, 9 de abril

El sábado por la mañana salimos rumbo a Katmandú sin saber muy bien qué nos íbamos a encontrar. Sin saber si las dos horas de avión nos trasladarían a un planeta distinto o a un satélite de la India. Y, de nuevo, otra sorpresa. Porque resultó ser no sólo otro mundo, sino otra era. 

En el aeropuerto, en cambio, por un momento parecía como si no hubiéramos salido de la India: decenas de hombres ofreciéndose a llevarnos al centro por un "módico precio", pero como recién aterrizados no teníamos manera de saber si las cifras que nos decían eran razonables o no, optamos por el mostrador de prepago... para llevarnos otra sorpresa. "Les llevamos por 500 rupias". "Nos han ofrecido llevarnos por 300". "También les podemos llevar por 300, pero les llevamos a un hotel para ver si les gusta". "¿Y si no nos gusta?". "Entonces tendrán que pagar 200 rupias más al conductor"... Esto no lo habíamos oído en la vida, y eso que los indios son unos auténticos maestros en el arte de sablear al turista... Así que preferimos jugárnosla y conseguimos que nos llevaran por 100 rupias y acabamos alojándonos en el Pilgrims Guesthouse, que probablemente no sea el mejor hotel en el que hayamos estado jamás, pero sí el más barato...

Después de desayunar/comer en la terraza, nos dirigimos al conjunto artístico y monumental de Durbar Square. Creo que mi madre sigue sin perdonarme que la hiciera montar en un rickshaw de los de toda la vida (en los que el pobre conductor pedalea en vez de conducir) con los peligros que eso entraña, como por ejemplo chocar de frente contra una moto, pero como dicen por ahí, la aventura es la aventura ;) Además, está comprobado que si cierras los ojos y aprietas fuerte los dientes no pasa nada :-P

Otra sorpresa más: hay que pagar para entrar en la plaza, dicen que para contribuir a su conservación. Me pregunto como nos las apañamos en España para conservar la fachada de la catedral de Burgos, el casco histórico de Toledo, la Plaza Mayor de Salamanca o la plaza de España de Sevilla... 














Como podéis ver, no faltaban monumentos que visitar,. pero lo que más me impactó fue la historia de la diosa viviente. En uno de los palacetes que pueblan Durbar Square vive Kumari, según los nepalíes una diosa viviente elegida entre las hijas de la casta de los Newaris. Convertirse en Kumari es un gran honor para la familia y el "proceso de selección" es fascinante, rayando en lo terrorífico. Una vez la diosa alcanza la pubertad (dejando, por tanto, de ser pura e inocente), comienza la búsqueda de la nueva Kumari entre niñas de 4 a 7 años. Para convertirse en Kumari, la niña ha de presentar los "32 rasgos de la perfección" (entre los que se incluyen un pelo muy oscuro, unas orejas grandes y ninguna cicatriz o marca en la piel), tener un horóscopo favorable y ser serena y valiente. Con respecto al ritual para comprobar esto último se han escrito muchas cosas y no tengo muy claro cuáles son ciertas y cuáles no, así que no perpetuaré la leyenda, pero si alguien tiene curiosidad, Wikipedia tiene una entrada bastante extensa al respecto. 

Kumari sólo sale de su palacio una vez al año, en septiembre, durante una festividad, pero se la puede ver durante unos segundos cada día en torno a las 4 de la tarde, que es cuando sale al balcón a saludar a los fieles. Nosotros la vimos y a mí me dio bastante pena (nunca he visto una niña de 6 años tan solemne y tan... triste), pero supongo que es uno de tantos otros aspectos de esta cultura que no pueden entenderse desde un prisma occidental...

Fuente: Sacred-destinations.com

Residencia de Kumari
Después, hicimos un alto en el camino en una terraza en la que descubrimos que San Miguel es líder de ventas de cerveza en el país:




De ahí volvimos al hotel (esta vez andando), hacía tiempo que no me pesaban tanto las piernas del agotamiento. Descansamos un rato y salimos a cenar carne, uno de esos pequeños lujos tan difíciles de encontrar en India y que en Nepal encuentras a la vuelta de cada esquina. De nuevo otra sorpresa: no hay alumbrado público porque el país apenas tiene 6 horas diarias de suministro eléctrico. 

Aviso a navegantes: Recomendable ir provistos de linterna. Andar por las calles de Katmandú pasadas las 9 de la noche da bastante respeto. Una vez de vuelta en el hotel, la luz de las velas tiene su encanto, pero el camino hasta que llegas puede hacerse un poco largo!

Continuará...

viernes, 15 de abril de 2011

Udaipur

Aparte de Nepal (país del que hablaré en la próxima entrada) y de Agra, también llevé a mi madre a Udaipur, en Rajastán. En los 3 meses que llevo aquí he viajado menos de lo que me gustaría pero mucho al fin y al cabo, y tengo que decir que Udaipur es, probablemente, la ciudad más bonita que he visto hasta el momento en la India. 

Martes, 5 de abril

Llegamos allí a la hora de comer, y le pedimos al taxista que nos llevara a un hotel al que yo le tenía echado el ojo, el Mewar Haveli. Al parecer, tiene habitaciones con vistas al lago por poco más de 30 euros, pero cuando llegamos nos dijeron que estaban todas ocupadas y nos enseñaron otras sin vistas por las que nos pedían 1.400 rupias (22 euros). Eran estupendas, la verdad, pero no tenían vistas, así que empecé a regatear el precio. "Pero hija, ¿cómo vas a regatear en un hotel?". "Mamá, aquí TODO se regatea". ¿Resultado? Nos quedamos en el mejor hotel en el que estado aquí con diferencia... por 17 euros la noche :-)

Después de comer en el restaurante del hotel (que sí tiene vistas al lago), visitamos el palacio de la ciudad. Cuando llevas un tiempo por aquí, todos los palacios te parecen iguales (como dice el gran Juantxo, "arco polilobulado a la derecha, pasillo, arco polilobulado a la izquierda, jardín, pasillo..."), pero el City Palace me pareció una auténtica maravilla:












Después de la visita, un "móctel" (cóctel de mentira) en una terraza de lujo para reponer fuerzas:



Una vez ya con fuerzas, nos dedicamos a comprar (una actividad para la que aquí se requiere más energía que dinero), intentamos ver el atardecer desde el Palacio del Monzón, pero tras pagar 150 rupias para que nos llevaran hasta allí, no nos hizo gracia que el gobierno cobrara entrada además de 100 rupias por cabeza para el taxi que te lleva hasta la cima, así que nos dimos media vuelta y lo vimos junto al lago, y además acabamos en un espectáculo de marionetas y baile tradicional rajastaní:






Miércoles, 6 de abril

Como ya empieza a apretar el calor, decidimos no complicarnos y coger un rickshaw para todo el día. A toro pasado puedo decir que no fue una decisión demasiado brillante porque nos llevó a muchos sitios a los que no merecía la pena haber ido, pero bueno, también vimos cosas chulas y además acabamos comprando un cuadro en una escuela de arte!

Cenotafios de Ahar
 

Nehru Park
Colección privada del Maharana de Udaipur
La visita se complicó un poco porque la mayoría de las calles estaban cortadas por el Mewar Festival, que al parecer celebra la llegada de la primavera aunque para nosotros esto se parezca más a un 15 de julio en la meseta... Pero como no hay mal que por bien no venga, acabamos viendo los desfiles en primera línea!

 

















Por la noche, cenamos en el hotel de enfrente, donde las vistas al lago eran aún más espectaculares que desde el nuestro:


Jueves, 7 de abril

El jueves visitamos las cosas que nos faltaban. La primera parada fue el Templo de Jagannath, donde nos invitaron a unirnos a la ceremonia que estaban celebrando:




Después le tocó el turno al hotel que hay dentro del palacio de la ciudad, que además sale en Octopussy, de James Bond:






Y para terminar, paseo en barco por el lago Pichola (va por ti, Lucía!) y la isla de Jagmandir:








Maravilloso, Udaipur.
¡Gracias, mamá!