lunes, 29 de agosto de 2011

Dulce introducción al caos

De lo que quería escribir hoy es de "indiadas", es decir, de comportamientos absurdos e ilógicos que sólo se pueden producir en un país como este, pero antes hay que pagar deudas y dar al César lo que es del César y, en este caso, las deudas las tengo con las 31 (treinta y una) personas que han venido a vernos este año. 

En un momento difuso de la noche del viernes, entre "El hombre del piano" y "La canción más hermosa del mundo", le dije a la visita nº31 en respuesta a una endeble queja del precio de su billete, que el importe pagado pudo ser alto pero que el hecho de que alguien (yo) lo echara tanto de menos no tiene precio... Y es que hay cosas que desde luego no lo tienen. Como que 31 personas empleen sus ahorros y tiempo vacacional para venir a verte a lo que hasta ahora es lo más parecido al fin del mundo que yo he conocido nunca. Ni eso tiene precio, ni yo palabras para agradecérselo. Así que, a mi único equipaje, mil GRACIAS MUSICALES y mil besos nostálgicos. See you soon :)

(P.D. Esta es la introducción. En breve, el caos)

Fuente: Blog "La maldición del diablo, la bruja y los chinos"

martes, 23 de agosto de 2011

Tigre a la vista

No sé si Murphy llegaría a pronunciarse en alguna ocasión sobre el tema, pero encaja bastante con su filosofía que, si en 4 meses de trabajo sólo hay 2 festivos, estos serán SEGUIDOS... Así que tras disfrutar de un merecido lunes libre la semana pasada, esta también la hemos empezado en martes porque ayer se celebraba la festividad de "San Krishna". Así que una vez más aprovechamos para hacer un viajecito y descubrir la India profunda. En un principio, el viaje iba a ser una sorpresa, pero S. optó por consultarme antes por si las moscas.

- ¿Te apetece ir a Jim Corbett?
- ¿Pero no estaba muy lejos?
-.Qué va, a 4 horas, te dije que estaba muy lejos para que no me chafaras la sorpresa...

El Jim Corbett es un parque nacional fundado por un británico para la conservación de especies en peligro de extinción, en especial el tigre de Bengala. La última vez que fuimos a un parque natural no vimos absolutamente nada, así que no fuimos con grandes expectativas, pero esta vez el principal aliciente era el alojamiento: una casita en un árbol, el sueño de todo niño urbano que se precie... y de muchos no tan urbanos. 

Aprovechando el lunes libre, decidimos salir el sábado a primera hora en vez del viernes a última, y a las 7 de la mañana estábamos en camino contando con llegar a eso de las 12. Pero como en India nada nunca sale según lo previsto, nos encontramos con que la carretera principal estaba cortada por las lluvias y la alternativa era esto (que no sé hasta qué punto puede llamarse carretera):





En circunstancias normales (o sea, en un país normal), me parecería irresponsable aventurarse por estos caminachos con nada que no sea un 4x4... en esta ocasión íbamos en un Tata Indigo:

 Pero, como en el cuento del viejo y los altramuces, siempre hay quien está peor:


Finalmente, tras perdernos un par de veces, pasar muchos nervios y 10 horas de viaje, llegamos a Ashoka's Tiger Trail resort y a nuestra casita del árbol, más bien pequeña y muy muy sencilla, pero en un ÁRBOL al fin y al cabo:






Las vistas desde la terraza de la "entreplanta" eran estas:


Y fue allí, en la terraza, en torno a las 7 de la tarde, cuando tuvo lugar el acontecimiento al que hace referencia el título de esta entrada. S. se encontraba apoyado en la barandilla, de espaldas al paisaje. Yo miraba a la lejanía con más agotamiento que intencionalidad:

- Es bonito, ¿no? Te lo pregunto porque estoy demasiado cansado como para poder valorar por mí mismo.
- Sí, es muy... !!!!Coño, UN TIGRE!!!!

S. se dio la vuelta sobresaltado (¿Dónde, dónde?), pero para entonces el tigre, aunos 200 metros de la casa, ya se había adentrado en la vegetación. Mi espectacular descubrimiento duró apenas 3 segundos en los que parecía que el corazón se me iba a salir del pecho. Seguimos escudriñando los matojos (cada vez con menos esperanza y luz natural), pero creo que en el fondo los dos sabíamos que la búsqueda visual no daría frutos. Pasados 5 segundos vimos un búfalo:

- A lo mejor eso era tu tigre.
- No creo, porque el mío era naranja y tenía rayas, IDIOTA :-P

Creo que nunca he dormido peor en India: había miles de bichos (que antes de dormir vimos caer con una regularidad pasmosa sobre las almohadas) y el ruido de fondo (la naturaleza en estado puro) hacía que fuera difícil conciliar el sueño, pero creo que el hecho de que los tigres hubieran pasado de utopía a realidad tampoco ayudó. Eso sí, de esa noche conservo una de las imágenes más bonitas que posiblemente me lleve de aquí: el camino de la cabaña al restaurante bajo la arboleda, "decorada" con tantas luciérnagas que costaba creer que no fueran luces de navidad. 

El día siguiente lo pasamos vagueando y dividiendo el tiempo entre la casita y la piscina, y el momento surrealista del día se produjo cuando pretendíamos salir a cenar y nos encontramos a 7 indios armados con palos a los pies de nuestra cabaña. "No go down! No go down!". A los 10 minutos nos informaron de que ya podíamos bajar. "¿Qué pasa?". "Nothing, nothing". Insistimos. "A jungle cat". A mí casi me da un patatús porque me dio la sensación de que nos decían eso porque no sabían decir pantera/leopardo/guepardo, pero tal y como pensó S., se trataba de una especie de gato montés, que tampoco está nada mal como anécdota para antes de cenar...

Fuente: Wikipedia
El último día decidimos madrugar para dar un paseo guiado por fuera de la verja del hotel (electrificada). Lo que no esperábamos para nada era encontrarnos con esto:



¿"Jungle cat"? "No, tiger, Sir!" Nos miramos y seguimos andando. En este tipo de situaciones, uno tiene que asumir que su guía sabe lo que hace por muchas pruebas que tenga de lo contrario...

- ¿Alguna vez has visto un tigre durante uno de estos paseos?
- Sí, una vez, justo aquí. 
.- ¿Y qué hiciste?
-.Quedarme muy quieto, no podía hacer nada más, sólo tenía un palo...

Nos volvimos a mirar: eso era un palo más de los que teníamos esta vez... Ninguno dijo nada, pero creo que nos sentimos bastante aliviados una vez pasada la verja... 

Salimos para Delhi a las 9.30. El camino nos dejó estampas curiosas, y de alguna incluso pude hacer foto:




Y a medio camino sucedió lo único realmente previsible de todo el viaje:


Un viaje más en el que el surrealismo ha sido la nota reinante. 
¿Qué será de nosotros cuando no nos pase nada? ;)













martes, 16 de agosto de 2011

Srinagar

Entrada nº50
(Hasta las 1000 del genial y siempre recomendable Santi Pérez aún queda mucho, pero por algo se empieza...)

Dicen por ahí (o mejor dicho, por aquí), que si existe el paraíso en la Tierra está en Cachemira. Durante mucho tiempo, sin embargo, ha sido más bien un infierno y una de las zonas más conflictivas del planeta, y pese a que la situación actual es relativamente tranquila, los Ministerios de Asuntos Exteriores de varios países (entre ellos España) desaconsejan viajar a la zona. Pero las recomendaciones son eso, recomendaciones, y aunque conviene tenerlas en cuenta, la decisión final depende de cada uno. La nuestra fue ir, y creo que todos nos alegramos mucho de que así fuera. 

El aterrizaje en Srinagar fue tal y como suponíamos: nos recibieron fuertes medidas de seguridad y un frustrante registro obligatorio de viajeros. Pero pasados estos trámites, nuestro guía Farooq nos dio una bienvenida mucho más cálida y nos condujo (en barca) a Green View, nuestra casa-barco. Constaba de una pequeña terraza, una salita de estar y tres habitaciones con sus respectivos cuartos de baño y, si bien no era nada del otro mundo, a nosotros nos pareció un palacio sobre el agua: no todos los días se tiene una casa-barco a tu entera disposición... 



Después de un riquísimo té kashmiri dejamos el barco para visitar los jardines de la ciudad, que en sí mismos no eran gran cosa pero que merecían la pena aunque sólo fuera por el entorno natural que los rodeaba:











Después de los parques, la mezquita y el centro de la ciudad, donde no nos detuvimos mucho tiempo pero que aún así nos pareció muy interesante:




Para acabar el día, un relajante paseo en barca por el lago Dal que me hizo pensar en los backwaters de Kerala:







El día acabó cenando en casa de nuestro "anfitrión" (el propietario del barco) comida casera, que todos disfrutamos muchísimo. Nos acostamos muy pronto pensando que podría ser una buena ocasión para descansar en condiciones... pero no tuvimos en cuenta el Ramadán y los rezos nocturnos, que hicieron que no pegáramos ojo... 

El domingo madrugamos para visitar el glaciar de Sonamarg, a apenas 100 kilómetros y casi 3 horas de distancia. El esfuerzo, sin embargo, mereció la pena: los paisajes que veíamos desde el coche ya eran espectaculares de por sí y los que nos encontramos a nuestra llegada mucho más. Tras mucho meditar, yo opté por superar mis reticencias iniciales y hacer la ruta a caballo. Al margen de algún breve instante de tensión resultó bastante divertido, aunque al día siguiente no pudiera con la vida y mucho menos con la espalda ;)













Cuando volvimos a Srinagar ya no sabíamos ni lo que nos dolía, pero mereció la pena e hizo que disfrutáramos aún más nuestra segunda cena kashmiri y durmiéramos (esta vez sí, a pesar de los rezos) casi diez horas del tirón.

La mañana del lunes la dedicamos a disfrutar de nuestro pequeño paraíso flotante y de allí fuimos directos al aeropuerto... donde tuvimos la experiencia de seguridad más frustrante jamás contada. Pero como no haría sino enturbiar la crónica de un viaje redondo, queda para otra entrada. 

Un fin de semana único en un lugar único con una compañía ESPECTACULAR (va por ti, maestro!).