El mundo se divide, básicamente, en dos grandes grupos: el de las personas que actúan como si el día de su cumpleaños fuera un día más, y el de las que lo consideran uno muy distinto al resto. A su vez, este último grupo se divide en otros dos: el de los que opinan que es una ocasión para olvidar, y el de los que, por el contrario, lo disfrutan al máximo. Por último, aquí encontramos dos grandes subgrupos que se distinguen por su edad: el de los niños y el del resto. Cada año que pasa me queda más claro que yo pertenezco al primero, porque si no no se explica que, al filo de los 28, me despierte varias veces la noche antes de la emoción de pensar que en unas horas será mi cumpleaños...
Con los años, con el tiempo, con la vida, uno va ganando algunas cosas y perdiendo otras. En resumen, aprendiendo. Y aprende que las ocasiones especiales las hace la compañía y no otra cosa, que se puede pagar una cantidad indecente por la peor cena de tu vida y aún así disfrutarla, que desayunar acompañada por las personas que quieres (y que han madrugado para estar contigo) no tiene precio, que es posible llevar una tarta al trabajo y no morir de la vergüenza mientras todos cantan y te miran, que a veces lo mejor que se puede hacer para celebrarlo es no hacer nada.
Con los viajes, con los vuelos, con los kilómetros, también aprendes otras cosas: a aprender, a adaptarte, a escuchar, a disfrutar de las pequeñas cosas, a reírte de todo y de ti mismo, a dejar de mirar y empezar a ver. Pero sobre todo aprendes que hay algo a lo que no te acostumbrarás nunca, y es a echar de menos. A veces se lleva y a veces no, pero en días como este, aprendes que en esos momentos en los que más acusas la distancia, los tuyos te sorprenden con una increíble capacidad de estar aunque no estén. A todos ellos, a todos vosotros, GRACIAS por ser, una vez más, los responsables de un muy feliz cumpleaños :)
... Y un largo etcétera.
Hasta pronto xxx
Gracias a tì ,por hacernos disfrutar de tantos años buenos! Te queremos
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