sábado, 4 de junio de 2011

Dubái

El repentino cambio de destino del gran D. Fco. Javier García García por motivos bélicos acabó por brindarnos una oportunidad para visitar, una vez más, un lugar que jamás nos hubiéramos planteado de otro modo: los Emiratos Árabes Unidos. 

La más famosa de sus ciudades (pero no su capital) es Dubái, que en apenas un par de décadas ha pasado de ser una pequeña ciudad en medio del desierto a una superpotencia económica y arquitectónica, y en cierto modo un homenaje al derroche y el exceso. Creo que yo no oí hablar de Dubái hasta cumplidos los 20, y entonces me parecía tan improbable como pasar un fin de semana en la Luna, de hecho, creo que no se convirtió en algo remotamente real hasta que Nadal jugó el partido de tenis más alto de la historia en la pista/helipuerto del Burj al Arab. Hasta entonces, yo estaba convencida de que las fotos de las presentaciones que me mandaban por correo electrónico estaban hechas con PhotoShop... 

Pero una vez más, el azar nos hizo un regalo y el miércoles día 18 de mayo cogíamos un avión rumbo a EAU. Definitivamente, no estábamos preparados para lo que nos esperaba, que de entrada fue una auténtica mansión con piscina en pleno centro: una de tantas cosas que hoy me toca agradecer a ese ICEX que tanto maldije un día.

Jueves, 19 de mayo

Cumpleaños de otro señor llamado Francisco Javier: mi padre. Me hubiera gustado celebrarlo con él, pero al menos pude hacerlo haciendo algo con lo que él hubiera disfrutado más que nadie (por la tarde). 

Por la mañana, nos levantamos sin prisa (como solemos durante todas nuestras vacaciones) y empezamos el día con un zumo recién hecho en la piscina. Después visitamos el mercado del oro (Gold Souk), lo más parecido a una zona antigua que tiene Dubái:





Después de una comida más que respetable en un hotel del centro, volvimos a nuestra base de operaciones para acudir a la cita que teníamos con el insuperable Mahmoud, experto en música árabe, chicas guapas y rutas por el desierto. No se me ocurre ninguna forma mejor de pasar una tarde a 44ºC ;) 








Tras la ruta, un paseíto en camello y a cenar...




A la vuelta, como los jueves son los viernes allí (no los nuevos viernes, sino los de toda la vida porque como en la mayoría de países musulmanes se trabaja los domingos) salimos a tomar una copa a un bar que me encantó por el mero hecho de ser lo más parecido a algo real que había visto en Dubái. Qué mejor forma de celebrar un cumpleaños (aunque no sea el tuyo) que brindando con amigos (y otros seres queridos) con una pinta de Guiness :)

Viernes, 20 de mayo

El viernes alquilamos un coche con conductor para poder visitar la capital del país, Abu Dabi, a 150 km. de distancia de Dubái y menos de hora y media (un hecho sorprendente si vienes de la India). 

Empezamos el día visitando el Emirates Palace Hotel, el hecho de que no podamos permitirnos nada parecido aunque vivamos 100 años no significa que no puedas "olerlo", al menos... ;) 







La siguiente parada fue "la Corniche", donde me sentí más en Miami Beach que en un país del Golfo:



Para comer, hicimos un alto en el camino en un centro comercial... con pista de hielo incluida:


Por la tarde, visita obligada a la Gran Mezquita, totalmente impresionante:








Y, por último, de camino a Dubái, parada obligada en el Ferrari World, Yas Island:





Ya de vuelta en Dubái, sorpresa: una pool party en casa. Nos sentimos como en un video de David Guetta entre tanta gente guapa, ligeramente fuera de lugar pero totalmente fascinados!

Sábado, 21 de mayo

Tocaba playa, así que fuimos a comer a Jumeirah Beach, vistas insuperables y agua totalmente cristalina, y después volvimos a casa para adecentarnos un poco y salir a cenar, pero pasando antes por las fuentes del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo:

Fuente: www.sibaritissimo.com
Después, y para ir haciendo hambre, una cerveza en el "360º", en el Jumeirah Beach Hotel. Las vistas, estas:

Fuente: New York Times
Pero no acababan ahí las sorpresas: Xavi nos llevó al Al-Hambra, un restaurante donde no sólo cenamos de lujo, sino que además fuimos atendidos como auténticos reyes por el impecable Jaime Castañeda y tuvimos por vecino de mesa (esto va por las de Cruces) a Fran Yeste... Broche de oro para un día de 10.

Domingo, 22 de mayo

Por lo visto, uno no puede irse de Dubái sin visitar el Dubai Mall, un centro comercial gigantesco en el que se puede encontrar absolutamente de todo... incluido un acuario:




(Ni a S. ni a mí nos fascinan los centros comerciales, pero después de tantos meses en lo que a veces denominamos cariñosamente "el agujero", se agradece un poco de exceso y una hamburguesa de carne de VACA aunque sea para desayunar...)

-------------------

A día de hoy, ninguno de los dos sabemos muy bien qué pensar de Dubái. Nos fascinó como fascina a todo el que la visita, pero le faltaba algo... Realidad. Es un EuroDisney para adultos, un mundo de fantasía en el que nos encantó refugiarnos cuatro días y al que volveríamos sin pensarlo. Pero vivir es otra cosa. Otra cosa que, por cierto, nunca nos habíamos planteado hacer en India, y ahí estamos... 

GRACIAS, XAVI :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario