martes, 8 de marzo de 2011

El críquet, ese gran desconocido

A veces es curioso observar cómo un país/continente ignora la existencia de ciertos actos y celebraciones VITALES para otro. Supongo que pasaría con el Mundial de fútbol: en España, por ejemplo, de repente todos sabían cuántas horas de diferencia hay entre Madrid y Ciudad del Cabo, mientras que en otro países como India (donde el fútbol no es el deporte rey) pasó totalmente desapercibido. Ahora es al revés: India es, junto con Bangladesh y Sri Lanka, anfitriona del Mundial de críquet y el país se paraliza cada vez que juega su selección nacional, y en España ni siquiera sabemos en qué consiste el juego.

En nuestro afán por conocer la cultura y costumbres locales, hace un par de semanas decidimos ir a ver un partido. El único que India juega en casa es mañana miércoles contra Holanda, pero como cabía esperar nos resultó imposible conseguir entradas, o al menos hacerlo por el dinero que estábamos dispuestos a pagar... Pero lo bueno de que el deporte en sí nos resulte indiferente es que este también es el caso con los equipos, por lo que no le hicimos asco a un Canadá - Kenia, para el que conseguir entradas fue tan fácil como económico: menos de 5 euros por cabeza. 

Lo único que yo sabía del críquet antes del partido y que sé después es que los partidos son muy, muy, pero que muy LARGOS: duran entre 6 horas y varios días, en función de la modalidad. Desde aquí, toda mi solidaridad hacia las novias indias del mundo: por amor yo he aguantado muchas tardes partidos que ni me iban ni me venían y que a pesar de no haberlo preguntado me expliquen mil veces en qué consiste un fuera de juego que no me interesa demasiado, pero al menos sólo duraban dos horas (los que duran más por prórrogas y penaltis sí que suelen interesarme). 

El partido de ayer empezaba a las 14:30 y nosotros llegamos al estadio (Feroz Sha Kotla) a eso de las 18:30.  Y menos mal: no me quiero imaginar lo que habríamos tardado en pasar el control de seguridad de haber llegado con toda la muchedumbre... Pero del tema de la seguridad mejor hablamos en otra ocasión porque se merece una entrada aparte. 

No sé si nuestras entradas eran buenas o no, pero como el estadio estaba vacío nos sentamos donde nos pareció. Lo que parecía el juego más aburrido del mundo resultó ser el juego más aburrido del mundo, así que no nos quedó otra que animar el ambiente como todo buen español: a voces. Dicen las malas lenguas que la Macarena la pusieron en nuestro honor, no sé si creérmelo pero podría ser! 

Abandonamos el estadio dos horas después igual que entramos, sin saber de qué va el juego... pero forma parte de la experiencia india: en este país nunca sabes de qué va el juego ni cuándo te toca atacar o defender, pero juegas igualmente y a nadie parece preocuparle mucho que no conozcas las reglas... ni te importen ;)   



P.D. Dedicado a mi amigo David Regueiro: no sé si te gusta el críquet o no, pero te debo el reconocimiento por el título ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario