lunes, 28 de marzo de 2011

Varanasi

Si hay una ciudad que para el viajero representa la esencia de la cultura india, esa es Varanasi (Benarés). La ciudad del Ganges, de las ofrendas nocturnas, de las piras funerarias. Una ciudad que no me hacía especial ilusión visitar, pero que al mismo tiempo es visita obligada. Y como ya empieza a apretar el calor, decidimos no posponerlo más y visitarla este fin de semana. En un principio, nos planteamos ir sólo a pasar el día (salir el viernes por la tarde, dormir en el tren, llegar por la mañana y volver en el tren nocturno del sábado), pero por un afortunado error de cálculo al final nos quedamos a dormir allí y volvimos en avión el domingo por la mañana. 

Viajar en tren por la India es, como casi todo en este país, toda una experiencia. Y si el viaje dura 14 horas, pues más todavía... Salimos de Delhi a las 18.45 del viernes y llegamos a Varanasi con dos horas de retraso, pasadas las 9.30 de la mañana. Nada más subir, hubo quien se planteó bajarse: no funcionaba el aire acondicionado y hacía un calor de mil demonios. Menos mal que el problema se solucionó en cuanto el tren echó a andar. Para que os hagáis una idea...


Al llegar a Varanasi, buscamos un hotel, dejamos las maletas y empezamos nuestro paseo por los ghats (escalinatas que dan al río). Hacía un sol de justicia y hubo que hacer varias paradas técnicas, pero a pesar de eso y de lo roja que se me puso la cara de la sudada que llevaba encima, tengo que decir que lo disfruté muchísimo:














Cuando ya no aguantamos más el calor, huimos a refugiarnos en un restaurante donde comimos de maravilla y que tenía unas vistas estupendas al Ganges: el Dolphin restaurant. Parece que desde Orissa los delfines no paran de cruzarse en nuestro camino! 


Después de la comida, callejeamos un rato por la ciudad vieja y visitamos un par de templos:










Al caer la tarde alquilamos una barca para poder ver la ceremonia nocturna desde el río... y las incineracione (doy gracias al cielo por inventar el Odomos, nunca he visto semejantes nubes de mosquitos). Varanasi es la ciudad santa por antonomasia del hinduismo, y quien muere allí alcanza el Nirvana. Es por eso que muchas personas van allí a morir, tantas que hay un hospicio para moribundos en los que muchos extranjeros trabajan como voluntarios. 

Hay varios ghats dedicados exclusivamente a las incineraciones, en los que pueden verse piras funerarias las 24 horas del día. Aquí, no está permitido sacar fotografías por una cuestión de respeto. Se calcula que cada día se llevan a cabo unas 300 o 400, y que los cuerpos tardan en consumirse entre 2 y 3 horas. Este ritual es verdaderamente impresionante... Los cuerpos se envuelven en un paño (de distinto color según sean hombres o mujeres) y se sumergen en el río antes de ser incinerados. En la imagen, uno de los ghats funerarios por excelencia (Manikarnika) durante el día, cuando no se estaba llevando a cabo ninguna incineración:


Según nos explicaron, hay 5 tipos de personas que no pueden incinerarse y a las que se tira directamente al río atados a una piedra:

- los hombres santos (porque ya son puros)
- los niños (porque son inocentes)
- las embarazadas (porque llevan a un ser inocente en su interior)
- las que mueren a causa de la picadura de una cobra (porque se cree que el cuerpo no muere del todo)
- los leprosos (no tengo ni idea de porqué)

Siempre hay alguien junto al ghat dispuesto a explicar estas cosas a los turistas, y ese alguien siempre pedirá después un donativo para sufragar los gastos de las incineraciones porque la madera es cara, pero cabe tener en cuenta que no tan cara como lo pintan, por lo que no está de más tenerlo en cuenta y ajustar el importe del  donativo a lo que a cada uno le parezca adecuado y no a lo que nos pidan...

Como curiosidad, añadiré que las mujeres tienen prohibido presenciar las incineraciones porque en ellas está prohibido llorar (no es bueno para el alma). Antes, las viudas saltaban a la hoguera (a menudo eran empujadas a hacerlo, pero también había quien lo hacía voluntariamente) y eran incineradas junto con sus maridos. Esta práctica es conocida como sati y fue abolida hace tiempo, pero siguen dándose casos aislados. Escalofriante.

Después de cenar como reyes en otra terraza, volvimos al hotel a dormir unas horas... para poder despertarnos antes de las 6 y alquilar otra barca para ver el amanecer. Nos costó bastante a todos levantarnos a esa hora tan inhumana, pero al final mereció la pena el esfuerzo: la luz era INCREÍBLE.











Cuando bajamos de la barca, no nos podíamos creer que fueran menos de las 7.30... y lleváramos ya tanto tiempo en pie, y lo celebramos volviendo a desayunar al Dolphin :)

Varanasi me acabó gustando mucho más de lo que esperaba, y el fin de semana, aunque breve, acabó siendo estupendo, y aunque no repetiría la ciudad, la compañía sin dudarlo... :-)


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